PIIE Inicia acreditación de su Comité de Ética Institucional, considerando la importancia de la ética en la investigación científica. Este proceso estará liderado por el doctor Antonio Letelier, quien junto al nuestro premio nacional de ciencias de la educación, Abraham Magendzo, lideran esta nueva etapa del CAI-PIIE.
En opinión del profesor Letelier, recientemente asociado al PIIE como especialista en esta temática, “en la investigación científica en Chile, estamos frente a un desafío que va más allá de la producción de conocimiento. Se trata de entender la investigación no solo como un medio para avanzar en nuestras disciplinas, sino como un proceso que tiene impactos profundos en los individuos y en las comunidades que participan en ella. Y aquí es donde la ética toma un rol fundamental. Los Comités de Ética se han convertido en un requisito indispensable para garantizar que las investigaciones se lleven a cabo de manera responsable y justa”.
En Chile, la regulación de la investigación científica es relativamente reciente. La Ley 20.120, que regula la investigación biomédica, es un primer paso importante, pero claramente insuficiente cuando se trata de investigaciones que van más allá del ámbito biomédico. Áreas como las ciencias sociales, humanidades y educación, que no se ajustan del todo al marco de la ley, también necesitan ser pensadas y reguladas éticamente. Esto nos plantea una pregunta fundamental: ¿por qué la ética en investigación se ha centrado casi exclusivamente en lo biomédico? ¿Es este un sesgo ideológico o simplemente una consecuencia de la historia de la regulación científica?
Históricamente, la necesidad de regular la investigación científica surgió después de atrocidades como las cometidas durante la Segunda Guerra Mundial, lo que llevó al establecimiento del Código de Núremberg y, más adelante, a la Declaración de Helsinki. Estas normativas, orientadas principalmente a la investigación biomédica, tardaron en llegar a Chile y, cuando finalmente lo hicieron, su aplicación fue tardía y limitada. No fue sino hasta los años 2000 que comenzó a articularse un marco legal para regular la investigación científica en general. Sin embargo, el trabajo pendiente es enorme.
El principal desafío que enfrentamos hoy no es simplemente establecer normas y leyes que rijan la investigación. Lo verdaderamente importante es construir una cultura ética que fomente la reflexión y el diálogo sobre las prácticas de investigación. Necesitamos generar espacios en los que los investigadores puedan discutir las implicancias éticas de su trabajo y comprender cómo éste impacta a los participantes y las comunidades. Esto es especialmente relevante en las ciencias sociales y humanidades, donde la investigación tiene un componente humano muy significativo.
Los comités de ética tienen un rol clave en este proceso, pero también enfrentan limitaciones. La ley actual está orientada principalmente hacia la investigación experimental y biomédica, lo que deja fuera a muchas otras áreas que también requieren ser pensadas éticamente. Para abordar este desafío, es esencial que los comités de ética no se limiten a una función reguladora, sino que promuevan una reflexión profunda y constante sobre la ética en la investigación.
En definitiva, la ética en la investigación científica no debe ser vista como un conjunto de reglas a seguir, sino como una oportunidad para reflexionar sobre el impacto de nuestro trabajo y sobre cómo podemos contribuir al bienestar de quienes participan en nuestras investigaciones. Solo así podremos avanzar hacia una investigación verdaderamente responsable y al servicio de la sociedad.
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